Lo primero que surgió tras la presentación de la colección Flor del Espinillo es que la gente no entendía que no se podían comercializar las obras y segundo que se trataba de una colección de 21 obras. Y por otro lado, la emoción que vivieron porque a los autores que estaban en la mesa leyendo sus poemas se sumaron muchos escritores que participaron de las ferias del Libro virtuales que hizo la ciudad para conocer la obra y a los realizadores de manera presencial. «Y en ese marco se sumó Antonio Tarragó Ros a quien sólo mandé un flyer para ponerlo en conocimiento y dijo, ahí voy a estar; cargó su acordeón en el auto y se llegó hasta el stand para acompañarnos con su música. Fue totalmente mágico y encantador porque Curuzú Cuatiá es chamamé y el chamamé estuvo presente en este momento tan valioso y con el referente más importante que tiene la ciudad al día de hoy», explicó la funcionaria municipal.