A comienzo de año, los tambores comienzan a sonar, el brillo y el trabajo artesanal ocupan los talleres de 5 agrupaciones carnestolendas, protagonistas del Carnaval curuzucuateño, fiesta que ha ido creciendo en organización e infraestructura, hecho que posibilitó al mismo tiempo, el profesionalismo de las comparsas con el fin de ofrecer año a año un mejor espectáculo que el pueblo y los visitantes lo disfrutan en enero y febrero.
Llega julio y los paladares se preparan para degustar unas de las comidas más tradicionales de la zona. El Festival del Locro convoca año a año a una multitud que aplauden a los locreros participantes del evento.